Extemporáneo
Una vez que pasó la resaca, cuando ya no tiene una el olor de otro en la piel, cuando ya no duele la cabeza, una se da cuenta.
(sí mierda, descolgué los chimpunes, pero solo por esta vez)
(sí mierda, descolgué los chimpunes, pero solo por esta vez)
No puedo negar que ha sido gracioso, en esa semana había pensado en él dos veces, y justo esa noche había pensado en llamarlo pero no pude porque dejé la libreta en la que tenía su numero olvidada en la oficina.
Y tuvo que ser la necedad de es muy temprano para irme a dormir la que me lo puso en frente, en el bar de todos los viernes al que justo ese viernes no iba a ir, pero fui por necia y por borracha. Y justo me cancelaron la clase de locución y ya no tenía que levantarme temprano.
Ha sido gracioso, como si de pronto el diablo se hubiera puesto de mi parte. Porque además me dijo cosas que sobria le habría creído, o mejor dicho, que sobria me estarían rondando la mente, pero cosas bacanes, que aunque se desestiman, sonaron bien.
Y preguntó –en positivo, como las preguntas que yo nunca hago- cuándo nos volveríamos a ver, y no respondí.
Y pregunté, más temprano que tarde, ¿tendré que esperar que el azar y la borrachera nos junten para verte de nuevo? –y respondió, -pero así es mostro, no?
Sí, así es mostro. Porque ¿cuál es la alternativa?
Quedar en vernos, y la posesividad del humano nos (o me) haría querer que nos veamos más seguido, y que por pura naturaleza humana él, o yo, o ambos adquiramos la capacidad de dañar al otro. Y que todo se vaya tarde o temprano a la mierda. Entonces no volvería a verlo nunca más, tampoco querría volver a verlo.
Recién voy comprendiendo. El destino sabe, y la Sarita sabe más. Por lo menos saben más que yo.
Para no perder la costumbre, tuve mis dos días de pasarme de vueltas con ojaláes y demás pastruladas, con mis recuerdos bacanes de la noche (esos recuerdos que salen del estómago), con saber que ese sujeto saca todo lo políticamente incorrecto de mí. Intuir que fulano fue la criptonita de mi decisión de colgar los chimpunes (tan bien que me estaba yendo).
Paréntesis. Felizmente que en la reunión con mis amigas la noche siguiente se me ocurrió sacar cuentas de calendario y pude darme cuenta de que era justo y necesario tomarme una pastillita, por si las moscas.
Felizmente que el tiempo sabe, que el destino la ve y que la Sarita me entiende, a veces hasta más que yo.
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