Y CUANDO YA TIENES LA RESPUESTA TE CAMBIAN LAS PREGUNTAS
Hasta hace poco, no había muchas situaciones que me asustaran. Situaciones del género “girl meets boy”, obviamente.
Una de ellas era pasarme el viernes vestida y alborotada esperando ESA maldita llamada, que, lets face it, si son las ocho y no ha llegado, no hay razón para esperarla más. A ponerse los zapatos y salir nomás, que los amigos siempre estarán en alguna apetitosa juerga con ganas de vernos.
La segunda aterradora situación se deriva de alguna manera de la anterior. Es la que le sigue al síndrome de DWI (dial when intoxicated), eso mismo, la llamada que hacemos nosotras, completamente ebrias, al fulano que no llamó. Osea, la mañana de resaca, mientras tomamos cantidades industriales de Gatorade, y poco a poco vuelven los recuerdos, y ZAS, lo hemos llamado, y sabe dios qué le habremos dicho. Lo que sí sabe dios, y (maldición) nosotras a veces no tanto, es que luego de esa llamada, ahí sí, que no volverá a llamar, nunca más.
Ambas situaciones me aterran al punto de que a golpe de desmadramientos crónicos y contrasuelazos no menos dolorosos, puedo decir que HE APRENDIDO.
Ni espero llamadas que no llegan ni hago llamadas ebrias, o bueno lo último sí de vez en cuando, pero con mucha más cautela y ya con menos palabras que arrepentir.
Pero ¿recuerdan a murphy el tinterillo? Ajá, ajá, ese mismo conchasupadre.
Ahora hay algo más.
Pero ¿recuerdan a murphy el tinterillo? Ajá, ajá, ese mismo conchasupadre.
Ahora hay algo más.
Para evitar la inservible espera de llamadas que no llegan, ideé mi propio método. Agarrar el teléfono, sobria, y llamar yo mismita. Así como quien jala la cera de la pierna, como quien salta de puente, que aunque una vaya bien amarrada, igual el vértigo es un cague. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Y entonces, PLPM y A LA MIERDA. Y si dice que no ¿qué chucha?.
Ya, la huevada es que ese “qué chucha?” es engañoso, en especial cuando nos importa. Y, por supuesto, ese nos asusta. Y más asusta retorcernos luego por el “no debí llamar”.
Como colofón, dijo que no. Y ya fue, pues. Y aunque no hay “qué chucha?” que valga una madre, supongo, esta es la nueva situación aterradora que deberé enfrentar.
{off the record: me da pena, porque él de verdad pudo haber sido, maldita sea mi impulsividad}
{on the record: Piña pues, así es la vida y ya habrá otros, que nunca me han faltado}
ememeg
1 Comments:
Siempre es refrescante encontrar un nuevo post en tu blog.
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