El Gato Vivomuerto

Wednesday, July 04, 2007

Anoche (de más de catorce).

Anoche, Glenn Miller entró por cada rendija de mi ventana mientras yo iba dejándome seducir por el sueño más lindo de todos, aquel que por lindo no podemos recordar. Y quién te dice, quizás soñé contigo.

Anoche, luego de una tarde de fútbol que no sirvió más que para alimentar mi frustración, y la del resto del Perú ¡qué duda cabe!, supe que se puede, que sí se puede, empatar jugando mal. Pero tampoco nos hagamos tarugos, ¿a quién le gusta empatar? Un empate es como el gato vivomuerto dentro de la caja. Y el gato de esta caja no quiere morirse, y yo quería ganar, y el Apolo 13 quería llegar a la luna.

Anoche no pensé en ti ni tampoco creo que tu fantasma haya acompañado mi sueño.

Anoche Sabina me recitó al oído mientras dormía:

Otra vez en Madrid, de matinada
Desenchufado, lugubre, beodo
Dueño de mi, quiero decir con nada
Fuera de ti, quiero decir sin todo

Otra vez con el tic estrafalario
De embrindar taquicardias cimarronas
Otra vez sobornando el calendario
Otra vez blanqueando las neuronas

Otra vez las abyectas navidades
Con su almidón, su nuera, su chupete
Su turrón de Xixona y su maceta

Y Mamainés contando necedades
Y las noches de paz, apaga y vete
Y el billete de ida a otro planeta

(J. Sabina)


Así estoy yo (sintí), otra vez en un Madrid que peligrosamente se parece a Lima. Bebiendo seco y volteado un fermento de cebada que embriaga sin nublar la mente. Un salto de puente con arnés que es un suicidio cobarde, sin consecuencias.

Un raspón en las muñecas que no sangran, una viuda infiel que guarda luto. En suma, una cojuda que no sabe lo que quiere, pero que sabe que sin duda, el frío duele.

Glenn Miller tocó el saxofón toda la noche, y yo lo escuché, y yo me dormí con frío, y no estabas tú para abrigarme.

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