El Gato Vivomuerto

Tuesday, October 23, 2007

¿Que qué le vi a mi novio?

BAJO EL SOL DE ORIENTE
Cada vez que me preguntan ¿por qué soy hincha del muni? Siento como si tuviera que explicar qué le vi a mi novio. Es una pregunta odiosa… y ociosa.

Pero aquí vamos, de una vez por todas a intentar una respuesta que dé por terminada esta absurda ronda de preguntas.

Para gustos, los colores. Por eso no sé bien si prefiero el sol en la cara o la garúa que se pega en los huesos. Pero todos los domingos de local en las bancas de cemento de la tribuna oriente, a nadie parece importarle ninguna de las dos cosas excepto durante los quince del entretiempo.

Fi fi fiu fififiu
Ta ta ta ta tatata

Y el sonido del triángulo de metal golpeado por un fierro de construcción ya no es más el antipático camión de la basura arruinando nuestra más dulce resaca dominguera. Es en cambio la melodiosa voz del amante que no espera más respuesta que un “Echa muni”!

Por la franja pasaron ene técnicos y la corrupta directiva dispuso de muchos de ellos y los puso de carne de cañón; ignorando quizás al único, que en vez de cobrar un sueldo paga su entrada, que no usa terno de velorio sino camiseta rojifranja, que reniega de los errores, no como gerente de recursos humanos, sino como mamá gallina. Que no está en la banca sino de pie bajo el sol de oriente que le quema la cara. El gran Raul.

Pero el muni no son sus figuras, que hace décadas no brillan en la academia (no hay plata, dicen). Quizás por eso el muni es oriente, es el aplauso, es la banda del basurero. Y es fácil sentir lástima por el hincha idiota de los grandes equipos peruanos que nunca han ganado nada, que se irrogan la autoridad moral en victorias tan viejas como las nuestras (y más inútiles), cuando te recuerdan que el último domingo tu academia fue goleada sin piedad.

Cuando ellos pierden rompen sus carnets. Cuando nosotros perdemos, callamos, respiramos y decimos: “el próximo domingo goleamos”. Y si no, no importa. El corazón es franja, no hay manera de salir, como en el amor.

Las barras del muni no cantan sandeces pedantes e incendiarias. Piden huevos, gritan que hay que sacarse la mierda y rezan que no podemos perder.
Así es el muni, eso es lo que le vi a mi novio, a mi echamuni de color blanco y rojo como el pabellón y como la antes peruanaza cajetilla de Premier.

Porque siempre merece ganar, aunque juegue mal. Porque los empates saben a triunfo, porque Dios es peruano, y del muni, y porque la culpa siempre es del árbitro (o de la dirigencia). El muni, es como el Perú.