El Gato Vivomuerto

Monday, July 31, 2006

un pan con mantequilla

Mi vida ha estado tan a mil por hora últimamente, que me he detenido poco a pensar en las tonterías que solían estar siempre en mi cabeza. Además, he tenido tan poquito tiempo para escuchar a los referentes de estas típicas tonterías.

Hoy mi estómago está chillando por un pan con mantequilla, y por eso me acuerdo de las sentencias que daba hace tan solo unos días.

Yo creía que nada en la vida era suficientemente importante como para que te detenga de ser feliz. Incluso hacer cagadas que te llevan a una infeliz resaca que no siempre es por alcohol, porque nadie te puede quitar lo bailado.

Esta dieta demente que empecé hace una semana me está transtornando el cerebro. Tan solo un pan con mantequilla...

En el mundo hay dos tipos de chicas, las que hacen dieta y las que no hacen dieta; y yo no soy del tipo de las que hacen dieta, yo soy del otro tipo, de las que son infelizmente felices, de las que mezclan carbohidratos con grasas, porque qué es un bistec sin arroz, o mejor, sin un celestial tacutacu, con sus no tan celestiales consecuencias a la hora de dormir. Porque nadie te quita lo tragado, y lo gozado.

Lo peor es la cara de satisfacción de mi madre con mi dieta. Finalmente me estoy convirtiendo en lo que ella toda la vida ha esperado de mi, hasta me ha regalado toda una cajota de Splenda, y me ha prometido que me comprará ropa cuando baje 5 kilos. Y seré por fin y gracias a Dios una chica liiiiiiiiiiiiiinda y super fashion... quizás con un poco de suerte me consiga un novio abogado o economista, siempre de terno o de esas camisas suuuuuuuuuper fashion, y vaya al gym y me lleve a lucir mis 5 kilos menos a Bartini.

Y solo después de eso, buscaré chamba en relaciones públicas del banco de crédito, tendré horario de oficina y me reacostumbraré a usar tacos a diario. Toda una señorita.

Pero eso no es todo, para ser una chica linda aun tendré mucho que aprender.

Lo primero, una operación de punto de oro para ser virgen otra vez. Luego practicar la sonrisita cojuda, dejar de decir lisuras, hacerme una manicura a la semana (a la mierda, que sea a diario), dormirme pensando en qué ropa me pondré la mañana siguiente. Y tener un novio lindo que me recoja y me lleve a mi casa en su carro de nuevo yuppie.

Cuidarme la dieta y la piel todos los días. No pedir postre en una salida a tragar, digo, a comer, digo, a cenar.

Y decirle a mi novio “osito” y que me diga “gorda”, y perdonarlo cuando me saque la vuelta, y no dejar que me toque las tetas, o hacerme la que no quiere porque “ay qué roche, estoy taaaaaan gorda”. Y no tomar anticonceptivos porque engordan, y tampoco condones porque no le gustan. Acabar en bolivia en menos de un año, y casarme y luego aguantarle los pedos y darme cuenta de que el embarazo también engorda, y que no está tan mal que se coja a su compañerita de trabajo, porque yo no puedo darle lo que necesita, y porque me he descuidado y etc.

Por otro lado, está comerme ese puto pan con mantequilla.

Y seguir siendo una gordinflona que de vez en cuando se olvida de depilarse las piernas, que sigue esperando una llamada que no llega, pero que también anda por ahí sembrando otras posibilidades de llamadas que quizá tampoco lleguen.

Vivir enamorada de mi estereotipo en jeans y zapatillas, que chupe en piers y me lleve a cenar al miguelón. Que escriba mala poesía, que cante desentonado pero a voz en cuello, que salga conmigo en bici, que compre libros en Quilca. Que cuando no haya para juerga, sí haya una botella a medias de ron con cocacola y sus montana rojos viendo tele o viéndonos y desvistiéndonos.

Que cuando cada uno de nosotros piense en el pasado del otro no entre en un trompo de celos sino suspire un simple “ha sido largo el camino”.

Y que nos espere cada noche una cama sin tender, y que no pregunte qué hiciste sino cómo te fue. Y que la mitad de mi vida no se base en él. Y sabernos libres.

Y si se puede, solo si se puede, toque la armónica. Y me cuente cuentos de hadas. Y si es abogado, que lo sea de causas perdidas. Pero nunca economista, ni administrador, ni nada de eso.

Seguir con esta vida etérea en la que sé donde estoy pero no sé dónde estaré mañana, seguir estando siempre entre mis amigos, los míos, los propios. Seguir siempre al borde, al borde de lo que sea, pero al borde. Mantener el verbo volar entre mis planes a corto plazo, porque luego de caer es lo que me toca. Que nadie me recuerde que el cáncer existe, menos el colesterol. Que nadie fastidie por mi ceño fruncido, ni por mi risa escandalosa.

Mantener la capacidad de llorar de indignación por culpa de los galifardos que gobiernan el mundo, poder seguir maldiciendo frases antisemitas medio en broma medio en serio. Gobernar mi facultad de pararme, decir vete a la mierda e irme yo a otra parte.

En fin, felizmente hace rato que me estoy comiendo ese pan con mantequilla.

Sunday, July 30, 2006

Extemporáneo

Una vez que pasó la resaca, cuando ya no tiene una el olor de otro en la piel, cuando ya no duele la cabeza, una se da cuenta.
(sí mierda, descolgué los chimpunes, pero solo por esta vez)

No puedo negar que ha sido gracioso, en esa semana había pensado en él dos veces, y justo esa noche había pensado en llamarlo pero no pude porque dejé la libreta en la que tenía su numero olvidada en la oficina.

Y tuvo que ser la necedad de es muy temprano para irme a dormir la que me lo puso en frente, en el bar de todos los viernes al que justo ese viernes no iba a ir, pero fui por necia y por borracha. Y justo me cancelaron la clase de locución y ya no tenía que levantarme temprano.

Ha sido gracioso, como si de pronto el diablo se hubiera puesto de mi parte. Porque además me dijo cosas que sobria le habría creído, o mejor dicho, que sobria me estarían rondando la mente, pero cosas bacanes, que aunque se desestiman, sonaron bien.

Y preguntó –en positivo, como las preguntas que yo nunca hago- cuándo nos volveríamos a ver, y no respondí.
Y pregunté, más temprano que tarde, ¿tendré que esperar que el azar y la borrachera nos junten para verte de nuevo? –y respondió, -pero así es mostro, no?
Sí, así es mostro. Porque ¿cuál es la alternativa?

Quedar en vernos, y la posesividad del humano nos (o me) haría querer que nos veamos más seguido, y que por pura naturaleza humana él, o yo, o ambos adquiramos la capacidad de dañar al otro. Y que todo se vaya tarde o temprano a la mierda. Entonces no volvería a verlo nunca más, tampoco querría volver a verlo.

Recién voy comprendiendo. El destino sabe, y la Sarita sabe más. Por lo menos saben más que yo.

Para no perder la costumbre, tuve mis dos días de pasarme de vueltas con ojaláes y demás pastruladas, con mis recuerdos bacanes de la noche (esos recuerdos que salen del estómago), con saber que ese sujeto saca todo lo políticamente incorrecto de mí. Intuir que fulano fue la criptonita de mi decisión de colgar los chimpunes (tan bien que me estaba yendo).

Paréntesis. Felizmente que en la reunión con mis amigas la noche siguiente se me ocurrió sacar cuentas de calendario y pude darme cuenta de que era justo y necesario tomarme una pastillita, por si las moscas.
Felizmente que el tiempo sabe, que el destino la ve y que la Sarita me entiende, a veces hasta más que yo.

Friday, July 14, 2006

Colgando los chimpunes

Hoy escribo desde una ligera resaquilla, que es el peor estado para hacer afirmaciones a futuro. Pero hace algún tiempo que decidí, bien a lo cocacola, tomar lo bueno de la vida y hoy ya noto algún tufillo de error. Creía, quise creer, que lo mejor era dejar de lado la mierda, ver lo bueno en las personas y vivir sin enfermarme. Bueno, hoy debo decir a todos los que me dijeron que fulano era una mierda, y a quienes yo les dije, “no. es un buen tipo”: Tienen razón.

Y aunque ya me he prometido a mí misma, por salud, que no prejuzgaré a nadie por la cagada que me hizo fulano o mengano; debo decir también que la mayor parte de la población masculina en Lima es del tipo “Pobrediablo”.

Por eso estoy colgando los chimpunes, básicamente porque he sentido la necesidad de ser feliz, y nadie puede ser feliz lidiando cada día con un pobrediablo. ¿A cambio de qué? De un poco de cariño temporal.

Yo he sabido siempre que lo que pido es poco: alguien que en la noche me reciba con un beso en la frente, la cama tibia, y me abrace al dormir. Bueno, y que no joda.

Y que no sea un embarcador matapasiones.

Y que no mienta.

Y que no pretenda cambiarme.

Y que me tome la mano en el momento preciso.

Y que no me subestime.

Y que pueda ser feliz conmigo.

Y que tenga su propia vida mostra y sus amigos chéveres.

Y que quiera ir a hacer puenting conmigo.

Por eso creo que es mejor salir de la cancha, porque tal vez ese tipo no exista.

Y ya no quiero menos que eso.

Monday, July 03, 2006

Me extrañaré

Ya ni siquiera me acordaba de cuánto los extrañaba. Había caras que ya hasta habían desaparecido de mi memoria. Este fin de semana ha sido un flashback increíble.


Por cosas de la vida, y del Orinoco, hacía tiempo que no sabía de ellos, que no los veía, que no nos la pegábamos de esa manera.


Tan solo hubo que llegar al viejo y horrible antro de la calle Porta y pedir dos jarras. Es que ya era tarde y nos iban a botar. Ellos discutían sobre dónde rematarían la noche. “Hay tono en la casa de X”. Genial, vamospallá.


Cartavio Black, dos con su Cocacola más. Cómo has estado pendeja, ya no hay con quién chupar hasta el amanecer. Fulano está con novia nueva, qué maravilla que se le quitó la babosada por la anterior. Mengano sigue detrás de la bitch, qué tienes en la cabeza oye sonsonazo.


Y tú?

Naaa, yo soy un espíritu libre.

Sí claro. Ya colgarás los chimpunes,

Já, ja ja jamás, y no me jodas que tu novia es una pokemón.

Oye no la maleteen, yo la quiero.

Jajaja, eres un maestro pokemón.

Tú cállate que nadie se ha olvidado de tu gordo sádico.

May.


Es gracioso cómo una es distinta dependiendo del auditorio. Por dos días volví a la presidencia, al cartavio, a los diálogos absurdos sobre cómo el mundo está gobernado secretamente por hipnotizadores telepáticos.


Creo que a quien más extrañé fue a mí misma, y a aquellas únicas personas con quienes he podido ser yo, solo yo, y siempre yo.