El Gato Vivomuerto

Thursday, April 24, 2008

Hice trampa para no ganar

Trataré de poner esto en limpio, despacito y con buena letra.
Nunca pensé que sería tan duro decirte este adiós, nunca pensé que me sentiría tan tonta al preguntar si era el fin.
Quererte tanto me hizo sentir la necesidad de no poder quererte más. Una loca disfuncional más que pasa por mi vida, dirás sin equivocarte.
Quisiera poder decirte que la cagué, que no volverá a pasar, que me perdones... pero no puedo pedirte algo que yo no sería capaz de hacer.
¿Por qué?
Extrañé sentirme una mierda que no tiene perro que la huela. ¿Porque es más fácil vivir así? Seguramente.
Pero ahora no estoy llorando por eso.
La debilidad me pasa de vueltas, sobretodo ahora, que la débil soy yo.
Hay que tener huevos para mandarse a querer a una loca como yo. Eso que hiciste no fue débil en lo más mínimo, todo lo contrario.
¿Y ahora, yo qué hago?
Asumir que llené de caca todo lo bueno que teníamos, que no merezco nada de tí y palante como el elefante, supongo.
Al final fui yo quien le dio la estocada final a este cariño moribundo.
Y como diría el buen Sabina, "Al punto final de los finales, no le siguen dos puntos suspensivos".
¿...?

Saturday, April 12, 2008

Nueva Introspección Involuntaria

“Después de tanto tiempo al fin te has ido,
y en vez de lamentarme,
he decidido,
tomármelo con calma”.

¿Podré? ¿En otros ojos, olvidarme de tu mirada?

Recién hoy he tenido tiempo de extrañarte realmente, de darme cuenta en verdad de que tu nombre ya no parpadeará en mi teléfono, de que ya no me vas a enseñar a manejar, de que ya no conoceré cada detalle de tu agenda.

De que ya no tengo a quién contarle todas las estupideces que pienso durante el día, de que ya no tengo quién me cuente todas las peripecias que tuvo que pasar en el trabajo.

Ya no te tengo.

Y a pesar de todo, ¿sabes? Contigo aprendí mucho.

Pero soy incapaz de quedarme contigo, y no me parece justo pedirte que te quedes a mi lado, porque… la verdad, no tengo nada que ofrecerte.

Quisiera poder cantar que “nada de esto fue un error”. Pero muy en el fondo de mí misma, sé que sí fue un error.

A veces pienso que soy sumamente injusta con lo que he soñado para mí. Y suelo concluir en la certeza de que necesito bajar mis expectativas, porque no existe eso que he soñado.

Pero también es cierto que nadie debería conformarse con nada menos que mariposas.

Podría, en todo caso, en otros labios, despistar a la madrugada. Despistarla, no mentirle. Ella jamás me creerá que detrás de este cantar Queen y Dresden Dolls a voz en cuello, sí estoy un poco decepcionada de mí misma. ¿Por no poder enamorarme de ti? No necesariamente. Quizás, por no poder desenamorarme de mis sueños.

Este rompimiento no ha sido violento como todos los anteriores. Creo que ha sido tranquilo, triste, bilateral y definitivo. Y déjame decirte que lo hubiera preferido violento. Porque la violencia no habla, solo hace ruido.

Concluyo ya, que esto se está haciendo tedioso. "He vuelto a tropezar con el pasado, y a pedir en el bar de mis pecados, otra copa de ron" -a tu salud, que la vida sigue, sigue y no pone pausa.

Friday, April 11, 2008

Me arrastro demasiado al ras del suelo

Me gustaría tener una mejor razón para escribir en este blog. Pero como dicen, uno escribe cuando más lo necesita, y por lo tanto, una escribe más cuando peor está.
Este post es algo así como un mensaje en una botella.
Creo que ya no te quiero.
No sé si fue mi paranoia con tu ex. Paranoia o no, sigo pensando en que no has sido honesto.
Siempre supe que yo no sería para tí más que una enamorada transitoria. Y si ese pensamiento nunca me molestó fue porque quizás siempre supe que no me iba a quedar contigo.
Nuestra discusión de aquella tarde fría de acabando el verano me aclaró varias dudas, no sé si a ti.
Cuando todos los argumentos del otro empiezan por "Yo", es una buena señal de que algo no está yendo bien.
Y cuando la tercera persona en singular irrumpe en una de cada tres frases, creo que es porque se están empezando a cantar las nochecitas.
Creo que yo nunca fui para ti, si voy más lejos diría que yo no soy para nadie. No creo que mi carácter te haga ningún bien. Ni a mi.
Ni yo mato por celos, ni tú mueres por mi.
Ya llovió desde aquel chaparrón hasta hoy.
Tu presencia ahora me irrita, y tu inseguridad y tu estúpida necesidad de diplomacia. ¿Por qué no decirte que te vayas a la mierda?
Puedo estar siendo injusta. Pero también es verdad que cuando uno quiere, toda esa diplomacia debe irse al carajo. Porque si no tuve límites para decirte cuánto te quiero, no debería tenerlos tampoco para decirte que me sacas de quicio.
Me saca de quicio que seas tan debil. Yo no puedo tratarte con guantes de seda, porque no tengo guantes de seda.
Me sacó de quicio que hayas sido tan débil con su obsesión y me llega al pincho que ahora te destartales suplicándome.
Fácil porque no siento merecerlo. Pero básicamente, porque no soy capaz de querer a nadie que se destartale. Y menos por algo tan simple.
Será que ya he pasado por esto tantas veces, que para mí terminar no es más que un trámite. Un decir, qué pena, pero no va más.
No puedo con tanta debilidad.
Sabrás perdonar